Cuando nuestro hijo mayor era pequeñito yo sólia evitar explicar cuentos sobre temas complejos como la muerte o el envejecimiento porque los consideraba “duros” para un niño tan pequeño. Pensaba que ese contenido generaría preocupaciones innecesarias en él. Pero estaba equivocada. La confirmación de ello, la trajo una maestra, que nos ofreció una charla sobre la importancia de los cuentos de hadas en la primera infancia. El tema me interesó mucho y seguí leyendo sobre él. Llegó a mis manos el libro “Psicoánalisis de los cuentos de hadas” de Bruno Bettelheim y muchas de las cosas que explica el autor confirman y amplían lo que se explicó en la charla. En esta entrada quiero resumir lo que más me ha gustado del tema.
Los cuentos de hadas suelen tratar de temas existenciales para el ser humano. Temas como la muerte de un projenitor o el envejecimiento. Són temas que trascienden nuestra sociedad actual. De hecho, los cuentos de hadas explican bien poco sobre la vida en nuestra sociedad en constante cambio porque fueron creados mucho antes. Al abordar temas existenciales de forma simple que el niño puede comprender y ofrecer de la misma forma ejemplos de soluciones a dichos problemas, son un recurso muy enriquecedor para cualquier niño. Al hacer referencia a problemas humanos universales, especialmente aquellos que preocupan al niño, estos cuentos estimulan el desarrollo interior del niño. Ofrecen de forma símbolica formas de enfrentarse a dichos problemas.
Muchos cuentos de hadas empiezan planteando de forma resumida un problema, «Había una vez un rey que tenía tres hijos … El rey era ya viejo y estaba enfermo, y, a menudo, pensaba en su fin; no sabía a cuál de sus hijos le dejaría el reino». Para poder decidir, el rey encarga a sus hijos una difícil empresa; el que mejor la realice, será rey cuando yo muera». Los detalles que no son esenciales son supromidos. Los personajes están muy bien definidos, son arquetípicos. O son buenos o son malos, o son guapos o son feos…. No hay ningún personaje bueno y malo al mismo tiempo. Eso confundiría al niño. Lo bueno es bueno y lo malos es malo. Los personajes buenos hacen acciones buenas y los malos acciones malas. Estas simplificaciones permiten al niño comprender la esencia de la trama. Delante del problema, muchas veces moral, se plantea una dura batalla para conseguir resolverlo en la que al final el bueno vence al malo.
Los niños confían ciegamente en que el bien triunfará sobre el mal, consideran estos personajes como arquetipos de la vida y los preparan para la vida real pero cobijándolos al mismo tiempo, ya que el escenario donde suceden los cuentos de hadas, es pura fantasía, está en su imaginación. La moraleja en estos cuentos no es tanto que el bueno vence al malo sino que el bueno, el heroe es más atractivo para el niño que el malo y se identifica con el y sus batallas. Las elecciones del niño son a menudo en base a quien le provoca más simpatía. El niño se identifica con dicho personaje. Por tanto, cuanto más arquetípico es el personaje (más bueno, más guapo, más honrado….) más fácil le resulta al niño identificarse con el y rechazar al malo.
Algunos cuentos de hadas como por ejemplo «El gato con botas» no plantéan problemas morales. Su objetivo es estimular al niño a que adquiera confianza en si mismo, porque el más humilde puede tener éxito en la vida.
Los niños pequeños a menudo quieren repetir y repetir un cuento. Este deseo de repetición hay que respetarlo porque cuando esto ocurre, a menudo es que algo resuena en el niño cuando escucha el cuento.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es que es diferente narrar un cuento, leerlo o poner el cuento en una pantalla de TV, tablet o ordenador. A menudo, lo ideal es poder narrar el cuento, en tono neutro (nosotros representamos al narrador de la historia), porque así el niño se crea sus propias imágenes interiores de la historia. Vivencia la historia en su interior. Y esta imagen o vivencia interna és única. Si no se narra un cuento, este puede leerse. Es conveniente que el cuento leído tenga pocos dibujos o que el niño simplemente lo escuche sin ver las ilustraciones para que pueda crear estas imágenes interiores de lo que sucede en la historia.
Lo que es desaconsejable es mostrar un cuento en una televisión, tablet u ordenador. ¿El motivo?. Porque cuando se cuenta una historia (se narra o se lee) el niño se forma en su imaginación su propia imagen del bueno, de malo etc. Es una imagen propia que el puede gestionar y entender bien. Cuando la imagen viene de una pantalla, la imagen llega tal cual aparece en la pantalla al niño, sin filtros que el pueda crear, y eso impide al niño crear sus propias representaciones imaginarias de los personajes, historias etc. Por ello, niños pequeños puedes escuchar el cuento de «Caperucita roja» sin miedo cuando el cazador abre la tripa del lobo para llenarla de piedras, pero la imagen en una pantalla de esa misma escena les daría miedo.
Eso le pasó a nuestro hijo mayor cuando tenía cuatro años. En el colegio donde iba, se celebraba el día de Sant Jordi. Para ilustrar la fiesta, la maestra les pasó un video en dibujos animados de la historia. Nuestro hijo llegó a casa trastornado y estuvo mucho tiempo atemorizado por la historia. ¿Por qué? Por que en vez de contarles el cuento de Sant Jordi, de forma que cada niño crear sus imágenes imaginarias de la historia, les pasaron las imágenes visuales sin filtros. Nuestro hijo comprendió la «moraleja» de la historia, «que el rey cobarde abandona a su hija para que se la coma el dragón» y esa posibilidad lo aterrorizó. Aún ahora, odia Sant Jordi y todo lo relacionado con él.
Cuando buscamos cuentos clásicos, los primeros que aparece suelen ser los de hermanos Grimm. Los hermanos Grimm recopilaron historias antiguas transmitidas oralmente en Alemania. A medida que pasó el tiempo, los textos de estos se fueron adornando y, a veces, censurando de edición en edición debido a su extrema dureza. Los hermanos Grimm se defendieron de las críticas argumentando que sus cuentos no estaban dirigidos a los niños. Pero, para satisfacer las exigencias del público burgués de la época, tuvieron que cambiar varios detalles de los originales. Por ejemplo, la madre de Hansel y Gretel pasó a ser una madrastra, porque el hecho de que una madre abandonara a los hijos en el bosque no coincidía con la imagen tradicional de la madre de la época. Una buena selección de cuentos la encontramos en «Cuentos ilustrados de los hermanos Grimm» de la editorial Usborne.
El mensaje de los cuentos de clásicos se podría resumir diciendo que ilustran la lucha contra las dificultades o problemas de la vida. Que dichas dificultades son inevitables, forman parte intrínseca de la existencia humana. Si uno no huye y se enfrenta a ellas se pueden superar los obstáculos. Además los cuentos de hadas enriquecen la vida de los niños estimulando su imaginación, ayudándolos a poner en orden sus emociones a entenderlas y a estimular su intelecto. Todo ello se hace planteando problemas que inquietan al niño pero en un lenguaje que el puede entender bien (lo más simple posible). Las formas como se resuelven los conflictos le ofrecen al niños herramientas para que el el futuro el pueda resolver problemas en la vida real. En definitiva, ofrecen al niño una educación moral que el puede entender sin conceptos abstractos, de a cuerdo con con su etapa de desarrollo.
Fuente de la imagen destacada: aquí. Ilustración de Daniela Drescher
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